"… desorientado como los girasoles ciegos […] como una sombra fugitiva."
Alberto Méndez, Los girasoles ciegos.
"Unos se alzaron en armas contra el Gobierno legítimo, constitucional, surgido de las elecciones democráticas del 16 de febrero de 1936 y otros lo defendieron. Y se sublevaron a partir de argumentos espurios que ellos mismos fabricaron. [...] Yo reivindico el honor de la II República, que fue la primera experiencia democrática en la historia de España. Y creo que la pregunta crítica sobre la Guerra Civil hoy ya no es por qué la República perdió, sino cómo y por qué logró resistir durante tanto tiempo." Ángel Viñas & Mario Amorós, 75 años después. Las claves de la Guerra Civil Española.
Alberto Méndez, Los girasoles ciegos.
"Unos se alzaron en armas contra el Gobierno legítimo, constitucional, surgido de las elecciones democráticas del 16 de febrero de 1936 y otros lo defendieron. Y se sublevaron a partir de argumentos espurios que ellos mismos fabricaron. [...] Yo reivindico el honor de la II República, que fue la primera experiencia democrática en la historia de España. Y creo que la pregunta crítica sobre la Guerra Civil hoy ya no es por qué la República perdió, sino cómo y por qué logró resistir durante tanto tiempo." Ángel Viñas & Mario Amorós, 75 años después. Las claves de la Guerra Civil Española.
I. El narrador como historiador
La pesimista obra de Los girasoles ciegos no es solamente una colección de cuatro cuentos1 (o capítulos) cuyo hilo vertebrador es la guerra civil y la posguerra y cuyos hechos (hasta donde llega el narrador/historiador) parecen (o son) veraces2, sino que ambiciona ser Historia3 más que simplemente y sólo una obra literaria,4 o viceversa.
El autor despliega las fuentes históricas: cartas, actas, partes de intendencia, un manuscrito encontrado en una braña del Somiedo, atestados, notas encontradas en un bolsillo, testimonios orales más o menos fiables. Es decir, el artificio de la documentación expuesta dota intencionadamente de una potente credibilidad al relato. No obstante el autor/narrador también delimita como el buen historiador los límites de lo que puede ser Historia de lo que podría ser sólo rumorología o mala fe, y lo engarza y anuda a través del arte de la narrativa (incluso, hasta de la poética en esta obra tan hermosamente escrita): “A partir de este documento, todos los hechos que relatamos se confunden en una amalgama de informaciones dispersas, de hechos a veces contrastados y a veces fruto de memorias neblinosas contadas por testigos que prefirieron olvidar. Hemos dado crédito sin embargo a vagos recuerdos sobre frases susurradas durante ensueños angustiosos que también tienen cabida en el horror de la verdad, aunque no sean ciertos.”
Es destacable igualmente la multiplicidad de voces que imprimen a los relatos de una voluntad honesta de hallar la certeza de lo que es la Realidad (cuya naturaleza ya es de por sí extraordinariamente enmarañada) desde distintas perspectivas: así buscando la máxima amplitud de puntos de vista para hallar el centro de gravedad de lo más probable y real, y así también implicando al lector en la investigación propuesta adentrándole en el relato, de primera mano haciéndole íntimamente partícipe de esas vidas desgarradas y contadas que conmueven.